
- Por Amparito Rosero
El parque Abdón Calderón, conocido como Plaza la Matriz, amaneció cubierto de figuras y caminos hechos de semillas. Granos dorados de maíz, frijoles jaspeados, chochos blancos, quinua perlada, pepas de sambo y tubérculos de intensos colores formaban un mosaico que parecía respirar. Cada semilla había sido colocada a mano por las mamas guardianas, mujeres que desde hace generaciones resguardan el patrimonio agrícola de estas tierras.
Con paciencia y mirada aguda, las warmis escogían las semillas más sanas para intercambiarlas y conservarlas hasta septiembre, el mes de la siembra. Unas 400 mujeres de 35 comunidades llegaron convocadas por la Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Cotacachi (Unorcac), reafirmando que la fuerza de sus pueblos está en la tierra y en lo que ella ofrece.
«Nuestro objetivo es resguardar nuestras semillas que son parte de nuestro patrimonio ancestral para así promover la soberanía alimentaria. La idea es mantener el consumo de nuestras cosechas y así fomentar la producción, para que no desaparezcan», resaltó Martha Tuquerres, presidenta de la Unión de Organizaciones Campecinas e Indígenas de Cotacacho (Unorcac).
A un costado de la plaza, las manos de las comuneras se unieron para dar forma a una chakana, la cruz andina, confeccionada enteramente con semillas, que marcó el inicio del encuentro. El símbolo fue bendecido con un ritual ancestral que convocó a los cuatro elementos: el fuego que representa al sol, el agua que alimenta la siembra, el aire que acaricia los cultivos y la tierra que los sostiene.
Las guardianas de los saberes ancestrales, en las aceras de la plaza y sobre la calzada de la calle Gonzales Suárez, exhibieron más de 200 semillas nativas de 22 productos andinos. Entre ellas destacaron 12 variedades de maíz, 39 tipos de frejoles, tubérculos como as ocas y los camotes, y granos ancestrales como la quinua, el amaranto y el trigo.

«Estos eventos dejan ver la importancia de las comunidades y poblaciones indígenas para fortalecer la seguridad alimentaria de nuestras ciudades. Sin ellos, algunos productos como las mashuas, las achogchas ya habría desaparecido», manifestó Jomar Cevallos alcalde de Cotacachi.
Pero el encuentro no solo fue visual, también fue una fiesta para el paladar. Sobre mesas cubiertas de manteles tejidos, las mujeres ofrecieron champús, chicha de jora, colada de maíz, empanadas de quinua, papas con berros, crocantes de zanahoria blanca, pepas de zambo tostadas y mousse de chocho con uvilla. El aire estaba impregnado con el aroma de más de 10 variedades de chicha, cada una elaborada con ingredientes diferentes y saberes heredados. En total, unas 30 mujeres indígenas prepararon 180 platos y postres con productos andinos, que forman parte del patrimonio gastronómico de la localidad.
