UNA MUJER ASUME LA GOBERNACIÓN DE IMBABURA EN MEDIO DE PROTESTAS

Mediante Decreto Ejecutivo 154, el presidente Daniel Noboa designó a Elsy Mayte Landeta Sánchez de 33 años, como nueva gobernadora de Imbabura, en reemplazo a Luis Efraín Amaguaña Muenala, quien renunció solo cuatro días después de asumir el cargo.

La transición ocurre en medio de una convulsión social marcada por protestas indígenas, bloqueos de vías y enfrentamientos violentos en varios cantones de la provincia, especialmente en Otavalo.

UNA NUEVA FIGURA POCO CONOCIDA PARA UNA PROVINCIA EN TENSIÓN

Sobre Elsy Landeta poco se conoce públicamente. Se sabe que es abogada de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, sede Ibarra.  En su trayectoria profesional figura un paso como pasante en la Gobernación de Imbabura, trabajo para la Empresa Pública de Movilidad del Norte (Movidelnor) y brindó servicios como abogada externa para la EMAPA Ibarra. 

No hay registros públicos de que haya ocupado cargos políticos relevantes antes del presente nombramiento, lo que convierte su designación en una apuesta gubernamental en un momento álgido.

Con esta designación, Landeta se convierte en la quinta mujer en la historia provincial en ocupar la gobernación de Imbabura. Antes que ella lo hicieron Gabriela Rivadeneira (durante el gobierno de Rafael Correa), Paolina Vercoutere, Marisol Peñafiel y María Gabriela Jaramillo en distintos mandatos.

DESAFÍOS URGENTES

Landeta asume en un momento en el que Imbabura vive una crisis multisectorial: cierres viales, protestas en comunidades indígenas, enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden, y cortes en el abastecimiento de productos básicos.

Entre sus primeros retos estará coordinar acciones con la Presidencia, el Ministerio del Interior, las Fuerzas Armadas y los comités de diálogo con los pueblos indígenas. También deberá recuperar la confianza de la población imbabureña, atenuar la escalada de violencia y garantizar que las instituciones provinciales sigan operando con normalidad bajo un clima de polarización.

Su gestión será observada con especial detenimiento: si logra moderar el conflicto, podrá cimentar respaldo local; si es rebasada por la movilización social, su mandato puede quedar opacado antes de consolidarse. Su éxito dependerá de su capacidad de interlocución, su cercanía al territorio y su habilidad para operar en una provincia en tensión.


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