LAGO SAN PABLO, UN ECOSISTEMA EN RIESGO DE MUERTE

  • Por Christian Tinajero

A los pies del volcán Imbabura, el lago San Pablo aún cautiva con su reflejo perfecto. Pero ese espejo engaña. Bajo su superficie, el mayor cuerpo de agua del Ecuador está contaminado con aguas negras. El diagnóstico es grave: una investigación de la Universidad Central del Ecuador evidenció su alto nivel de contaminación, y la sentencia de un juez constitucional señaló al municipio y a la Empresa Municipal de Alcantarillado y Agua Potable deOtavalo (EMAPA-O) como las entidades responsables. Sin embargo, las acciones para salvarlo son insuficientes.

Una de las primeras tareas ejecutadas por el Cabildo, para remediar los daños ambientales fue reemplar las bombas de succión dañadas en la estación de transferencia de la comunidad Pucará de Velásquez, al norte del lago.

«Sacaron toda el agua que estaba almacenada en la estación, agua sucia, y tuvieron que botar a la laguna. Es por eso que se mantiene todo ese mal olor y toda esa agua que está contaminada», indicó Diego Conejo, líder de la comunidad.

TRES PLANTAS DE TRATAMIENTO YA ESTÁN OPERATIVAS

En un intento por responder, el Municipio de Otavalo anunció la reactivación de las plantas de tratamiento de aguas residuales de Camuendo, La Compañía y Pivarinsig, luego de estar apagadas al menos un año. El gerente EMAPA-O, Mauricio Realpe, dijo que el problema se originó «por un descuido, por una desconcentración» de los funcionarios de la institución. Explicó que los procesos para comprar los repuestos se cayeron hasta cuatro veces.

Y aunque esos tres sistemas ya fueron arreglados y están operando, el panorama general sigue siendo alarmante: las otras 11 plantas tienen problemas o están fuera de operación. Para repararlas y garantizar su buen funcionamiento durante los próximos seis años, se necesitan dos millones de dólares, informó Realpe.

«Y necesitamos entre dos y tres años para darles mantenimiento y repotenciarlas, en función del tiempo y de la disponibilidad de recursos. Es decir que de aquí a cuatro años, tendríamos, en teoría, todas las plantas de tratamiento funcionando correctamente», explicó el titular de EMAPAO.

En las comunidades de Araque y Gualacata, el panorama es preocupante. Los aguas residuales de esas poblaciones no ingresan a las plantas de tratamiento porque están colapsadas. Los habitantes de estas zonas denunciaron que esas corrientes fueron desviadas al sistema de alcantarillado, que descarga directamente en los ríos Quinde e Itambi, respectivamente. Ambos afluentes desembocan en el lago.

En paralelo, el municipio ha impulsado mingas comunitarias de limpieza. La más reciente fue realizada el fin de semana pasado. En esas iniciativas se han retirado de las orillas del lago casi dos toneladas de desechos sólidos. Sin embargo, Pedro Quishpe, presidente de la comunidad Huaycopungo, dijo que esas acciones son pañitos de agua tibia frente a un problema crónico.

“Esto no se arreglará con limpiar, hacer mingas o construir otros tanques. Para solucionar esto debe haber un anillo de alcantarillado alrededor del lago», concluyó el dirigente.


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