parroquia san francisco de SIGSIPAMBA DE PIMAMPIRO COMPLETA DOS SEMANAS SIN AGUA POTABLE

En esta localidad rural del cantón Pimampiro, Imbabura, los deslaves han afectado las líneas de conducción del agua para consumo humano.

Desde hace dos semanas, los pobladores de la parroquia rural San Francisco de Sigsipamba del cantón Pimampiro, sobreviven sin una gota de agua potable. El caudal del río Blanco, que creció por las fuertes precipitaciones en la región amazónica de Ecuador, arrasó con los sistemas de captación y destruyó buena parte de la tubería de conducción, dejando a esta comunidad de aproximadamente 2.000 habitantes sin acceso al líquido vital. En medio de la emergencia, las familias deben abastecerse de vertientes naturales, muchas veces alejadas de sus viviendas y sin garantía de salubridad.

Este nuevo episodio se suma a la cadena de afectaciones provocadas por las lluvias intensas que, desde finales de junio, han golpeado con fuerza al nororiente de Imbabura. Como informó en notas anteriores de Crónicas del Norte, los deslaves provocados por las precipitaciones también destruyeron vías y los sistemas de riego agrícola en Sigsipamba, agravando la situación productiva de una zona eminentemente campesina.

EN LA PARROQUIA CHUGÁ, TAMPOCO HAY AGUA DE RIEGO

Mientras tanto, en la parroquia Chugá, también en el cantón Pimampiro, las labores de emergencia dieron resultado: el Municipio habilitó dos nuevas fuentes de captación que permitieron restablecer al 100% el servicio de agua potable. Sin embargo en esa localidad, los agricultores claman acciones urgentes a las autoridades, para que se rehabilite el sistema de agua de riego, afectado tambien por al menos 7 deslaves.

En la parte baja del cantón, en el límite entre Pimampiro e Ibarra, la situación tampoco ha sido resuelta del todo. Varias comunidades del Valle del Cexperimentan interrupciones constantes en el servicio, debido a que el río Chota dañó las estructuras de captación del sector Bocatoma, según Richard Congo, presidente de la comuna Juncal-Chalguayacu.. Aunque el suministro no ha cesado por completo, los habitantes reportan bajas presiones, cortes prolongados y dificultades para abastecerse con regularidad.

La emergencia hídrica en estas zonas rurales ha puesto en evidencia la fragilidad de la infraestructura comunitaria y la urgencia de implementar planes integrales de prevención y reparación.


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